Uno se adentra en el escondido valle del Valcarce y se sorprende ante el derroche contínuo de las aguas: torrentes, canales, pequeños riachuelos, cascadas… El agua y los prados son y serán los compañeros de viaje de aquel que se acerque a visitarnos, así como de los peregrinos que asiduamente caminan entre estos pueblos.
Impactar lo mínimo sobre el medio ambiente y el paisaje ha sido nuestra idea principal. Con la inestimable ayuda de nuestro arquitecto, hemos rehabilitado con el mimo más exquisito los antiguos muros de la casa, abriendo un gran mirador que permite a nuestros clientes disfrutar de los más hermosos paisajes y envolverse en el ambiente que nos rodea. Materiales amables, envolturas suaves, colores sugestivos, decoración a camino entre la tradición y la modernidad. Todo el que se hospede entre nosotros notará la diferencia que se consigue con la orientación de cadalugar y con la naturalidad de cada material.
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